SE LAVÓ LA CARA

Después de una semana tensa y una lluvia de críticas, Central Córdoba se presentó en el Libertadores de América cargando una mochila pesada y por primera vez en su historia no perdió con Independiente.
Imposible analizar el partido sin tener en cuenta la paupérrima imagen dejada por el equipo en Santa Fe. En un encuentro discreto en líneas generales, el Ferroviario mostró en Avellaneda otra actitud y mayor aplomo para salir del aplazo colectivo e individual de la fecha anterior. Sin modificar las características del 11 inicial, Berti, que se apega al «Morir con las botas puestas», apeló a Cerro en el mediocampo y no le salió mal.
En el primer tiempo, el elenco santiagueño impidió las conexiones entre Hernández y Roa y dejó en evidencia a un Independiente que casi siempre juega mal. Obligó al equipo de Pusineri a saltear líneas y la defensa visitante mostró la solvencia que no tuvo ante Colón. Estuvieron criteriosos Cerro y Rojas para gestionar la pelota, aunque Central siguió padeciendo su principal déficit: la falta de profundidad. Sin embargo, se las arregló para tener algunas aproximaciones y controlar el partido sin sufrir sofocones. No sacar del medio en los primeros minutos fue un aliciente que le generó confianza al equipo.
En el complemento, el dueño de casa dejó de lado su tibieza habitual y tuvo algunas opciones, pero Sánchez y el incansable Bay pusieron el cuerpo para impedir el desnivel. Central Córdoba sintió el rigor del partido y Cerro cayó herido. Un par de jugadas dudosas en el área del local y el voluntarismo de Riaño fue lo más destacable en el final, quedando la sensación que la visita no se animó a buscarlo con mayor enjundia. Habrá que avisarle a Berti que puede utilizar los 5 cambios.
El empate dejó al Ferroviario con escasas chances de clasificación (deberá ganar los dos que le quedan y esperar que Independiente no gane mas); pero más allá del resultado y las estadísticas de la tabla, el conjunto santiagueño tuvo un leve progreso en su funcionamiento y eso es un aliciente de cara a lo que viene. No brilló, ni mucho menos. Sigue escaseando inventiva y cambio de ritmo en los metros finales, pero se mejoró en la calidad de tenencia y hubo mayor solidez defensiva. En fin, a este equipo le falta lo más complejo de lograr en el fútbol: saber atacar.

Por el Gringo Ceballos

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